Las películas de zombis son un género muy atractivo de la ciencia ficción. A unos les gusta por la parte más “gore” en las que los propios muertos vivientes se pelean por comerse las vísceras de un pobre infeliz, otros disfrutan con las escenas apocalípticas de coches abandonados en una autovía o ciudades sumidas en el caos organizativo.
Justo lo que viví en Cartagena y Murcia en la última Semana Santa y Fiestas de Primavera:
Viernes Santo en Cartagena. Salí con amigos a cenar y ver la procesión. Veníamos de lejos y no había buen servicio de buses, así que entramos a la ciudad conduciendo. Craso error: coches amontonados, espacios públicos invadidos por el “sálvese quién pueda” y listillos/as que aprovechaban para estacionar en aceras, ocultos tras contenedores.
Cualquier turista que optara por la ciudad portuaria, quedaría horrorizado de tan tremenda “cochetada” y por la ausencia de transporte público comunicando el casco histórico ¡El apocalípsis de ciudad!
Quema de la Sardina, ¡lo de Murcia fue ya acongojante! Junto a plaza Martínez Tornel, contemplé como una multitud decidió comenzar a arrancar unas coloridas flores en forma de borla para llevársela a sus casas, ¡a las 2h de la madrugada y delante de varios policías locales! Hizo efecto llamada y nadie escatimaba en abrazar el sustrato para desgajar “su tesoooooro”, llevándoselas desde el cepellón para luego poder plantarlas, ¿habrá imagen más penosa para culminar unas fiestas declaradas de interés turístico internacional? ¡Zombis devorando flores!
Peor que estas dos situaciones dantescas es la actitud infantil, nula autocrítica y pasotismo de la gente de estas dos ciudades. “La fiesta es la fiesta” parece ser el lema, así que “Todo vale”, literalmente todo.
La población regional no está, por lo general, preparada para aceptar y asumir críticas de manera madura y constructiva. Lo que se lee de lugareños en redes sociales es penoso y hasta patético:
- Si comentas que La Manga debe mejorar sus servicios turísticos, te sueltan “pues no vengas” o “sólo sabes criticar”.
- Si reflexionas sobre la falta de transporte público permanente para evitar el colapso de coches, te insultan “amargado” o “mal cartagenero/murciano”.
- Si compartes tu horror por la escena del robo de flores con fotos (muy gráficas) del destrozo, te ironizan sin fuste “¿estás picado porque no te han dado ningún juguete?”.
El sustrato de población regional es muy preocupante. Que tus conciudadanos sólo aspiren a comprarse una silla para ver un desfile una vez al año y que le regalen un pastel o una marinera, sin que les importe todo lo demás es muy duro de asumir. Contamos con un quinto de la población prácticamente analfabeta, datos y no opinión, que se ha convertido en objeto de deseo de algunas opciones políticas para manipularlas a costa de engañarlas con temas ideológicos, sin dejarles ver que en el día a día, tenemos las ciudades y la Región como aquella “casa sin barrer, por los unos y los otros”.
¿Hacia dónde vamos?
Cualquier ciudad mediana o pueblo grande evalúa sus fiestas y proponer mejorar los puntos débiles. En nuestra patria chica, la asociación cívica MurciaLab organizó un debate participativo al que acudieron una quincena de personas y donde quise aportar mi granito de arena. Justo a mi vuelta, pasaba por la calle Princesa y frente a la sede de cierto partido había hasta una treintena de personas manifestándose por la amnistía (en todo su derecho, dicho sea de paso).
En resumen, siempre hay más murcianos pendientes de temas nacionales que de la imagen proyectada, sus servicios públicos, la economía interna o su futuro industrial.
¿Habrá algún cambio cualitativo en la mentalidad regional o seguiremos postrados en el conformismo barato? De nada sirve poner desfiles preciosos, que lo son, de flores, carruajes o de dioses mitológicos, si un turista fascinado por los mismos acaba traumatizado por tener que usar un aseo portátil de olor y aspecto vomitivo, contemplar a vándalos arrancando flores de un jardín público o confundir un paseo por Cartagena centro con un concesionario o un desguace, ¿dónde quedó la mesura y la cordura?
Mi sensación es que en lugar de traer personas cultas y cívicas de las que aprender, estamos atrayendo a la ciudad a gañanes tipo lo ocurrido en Magaluf o Salou, pero en primavera en lugar de verano. De desfasar con flores a hacer balconing no hay diferencia. Puede ocurrir en un gran evento como la celebración de Copa del Rey del Athletic, que la ciudad acabe sucia, pero es un día y una excepción tras 40 años, pero lo de nuestra Región no tiene nombre ni excusa válida.
Qué hacer para evitar su repetición el año próximo y per secula secolorum? Pues salir del estancamiento y tomar la iniciativa para no ser más diana de los chascarrillos de la población española. Todo pasa por solventar las graves carencias como sociedad y en lo social:
- Tejer sociedad es promover el civismo. Enseñar a la población sus principios de convivencia basados en valores universales: limpieza, higiene, movilidad, modales, respeto a lo público, uso de transportes colectivos frente al privado, conservación de mobiliario, promoción del Patrimonio, ¡esto!
- Promover el ámbito social sirve para desmontar las grandes diferencias educativas, económicas y laborales que existen en los sustratos de esta comunidad autónoma, pasando porque haya una Educación garantizada y el público no se mate por un pito o una maceta.
¿Se ha estado trabajando con visión de futuro sobre esto desde los Ayuntamientos o la CARM en los últimos 20 años? Lo dudo bastante, estamos a lo superficial y por la foto.
No hay Junta Local o de Gobierno, en prácticamente ningún sitio de la Región, a la altura de lo que necesitamos, que es futuro. FU-TU-RO. Sólo se piensa en “que las fiestas salgan bien” y se tira la casa por la ventana. Pero ¿qué es la Semana Santa o las Fiestas “salgan bien”? Si esa opulencia y gasto han salido genial, si consistía en darles su más puro sentido histórico u original y una experiencia cien por cien satisfactoria al turista, se ha fracasado.
Mejorarlo no es tan complicado:
- No se trata de crear más plazas de aparcamiento en los cascos históricos, sino de vaciarlo para permeabilizar el paso de TRANSPORTE COLECTIVO que drenen multitudes, aunque sea con microbús.
- Los itinerarios de grandes desfiles (no procesiones que sí son más históricas y parroquiales) siempre siempre SIEMPRE por grandes avenidas y NUNCA en el casco histórico.
- Limpieza constante, no al final cuando la imagen es ya deporable y está en miles de cámaras y móviles. No retirarla de tonelada en tonelada, sino residuo a residuo.
- Campañas anuales y mensuales, con multas ejemplarizantes y avisos de ordenanzas. En Pamplona y otras ciudades y pueblos se avisa que por orinar en la calle habrá multa y se ejecuta, aquí no.
- Organización más profesional de desfiles evitando vendedores ambulantes, revisión constante de sillas, invasión de personas en mitad de cortejos,… afean todo y magnifican el descontrol.
- Sustitución de tractores por vehículos limpios y con menor potencial dañino de sus ruedas en caso de atropello (ha habido eventos fatales en otros lugares).
- Sancionar inmediatamente el comportamiento incívico en desfiles y eventos: arrancar flores o poner cajas o paraguas bocabajo para recoger juguetes.
- Priorizar la movilidad colectiva y sin vehículo propio en todas las formas posibles.
Cuánto antes empecemos, antes recogeremos los frutos. Si no empezamos ya, nunca habrá resultados. El mayor desafio de la Región y de sus ciudades ahora mismo pasa por elegir: ser cívicos o ser destino zombi. No hay elección ¡El año que viene veremos resultado! Por nadie pase.