Importantes pensadores como Gilles Lipovetsky, Erich Fromm, Zygmunt Bauman oJean Baudrillard, entre otros, advierten sobre los efectos nocivos del consumismo que se ha venido configurando en la sociedad occidental desde la segunda década del siglo XX, y que afectan no solo a las personas con trastornos emocionales, pérdida de identidad y estabilidad familiar, sino a la sociedad en su conjunto facilitando una desigual distribución de la riqueza y una creciente contaminación y explotación excesiva de los recursos naturales.
Una amenaza real para el medio ambiente y la salud de las personas
La Organización de Naciones Unidas ha advertido que 53 millones de toneladas de residuos electrónicos se generan cada año en el mundo y que, a este ritmo, esta basura se duplicará considerablemente para el 2050. Según la Fundación Mundial del Reciclaje, la moda de usar y tirar los teléfonos y otros dispositivos como frigoríficos o televisores, supone una amenaza real para el medioambiente y la salud de las personas.
Algunos de los dispositivos que se desechan también cuentan con componentes peligrosos, como baterías de iones de litio, cadmio, plomo, mercurio y otros materiales tóxicos. Cada año se envían miles de contenedores repletos de residuos plásticos y electrónicos a países que ya no pueden gestionar las cantidades ingentes de basura que llegan a sus puertos desde países del denominado primer mundo.
Aunque los desechos electrónicos generalmente terminan en vertederos, hay cantidades significativas que a menudo se envían ilegalmente a países de ingresos bajos y medianos donde los trabajadores informales, incluidos niños y adolescentes, recogen, desmantelan o utilizan ácido para extraer metales y materiales valiosos de esa basura.
De hecho, la OMS ya ha alertado de la salud de niños, adolescentes y mujeres embarazadas de todo el mundo está en riesgo por el procesamiento ilegal de dispositivos eléctricos o electrónicos viejos, tras un nuevo informe sobre la toxicidad de esos aparatos.
De acuerdo con los datos de la OMS, unos 12,9 millones de mujeres trabajan en el sector informal de desechos, exponiendo su salud y la de sus hijos, que pueden nacer dañados por los productos tóxicos.
Reparar en vez de tirar
El Consejo y el Parlamento Europeo han alcanzado un acuerdo provisional sobre la normativa que promueve la reparación de bienes rotos o defectuosos, también conocida como directiva sobre el «derecho a reparar», con el fin de favorecer el ahorro, reducir la dependencia de materias primas extranjeras y beneficiar al medioambiente.
El objetivo de la ley, que entrará en vigor una vez que el Consejo y la Eurocámara den su luz verde formal, es hacer que el servicio de reparación sea más fácil, rápido, transparente y atractivo para los consumidores.
En RRNews recomendamos la visualización de este documental sobre los efectos de la denominada obsolescencia programada que está tratando de contrarrestar el Parlamento Europeo.
Prioridad europea: reparación y reutilización
Muy a menudo, cuando el aspirador, el lavavajillas, una cafetera, un teléfono inteligente o cualquier otro producto se estropea o está defectuoso, es más fácil deshacerse de él y comprar uno nuevo que repararlo, sobre todo cuando la garantía legal ha caducado.
La directiva que los colegisladores han acordado crea incentivos para que los consumidores prolonguen la vida útil del producto reparándolo, lo que a su vez impulsará el sector de la reparación, reducirá los residuos y promoverá modelos de negocio más sostenibles, según el Consejo.
Para lograrlo, la directiva propone un nuevo conjunto de herramientas para hacer que las reparaciones sean más atractivas para los consumidores.
Una de ellas es la posibilidad de que los consumidores soliciten a los fabricantes que reparen productos que son técnicamente reparables según la legislación de la UE, como lavadoras, aspiradoras o teléfonos móviles.
El texto acordado obliga a los fabricantes a realizar las reparaciones necesarias en un plazo razonable y, salvo que el servicio sea gratuito, también a un precio razonable, de modo que los consumidores se animen a optar por la reparación.
Sin embargo, el acuerdo también mantiene el derecho de los consumidores a elegir entre la reparación y la sustitución de productos defectuosos dentro del plazo de responsabilidad del vendedor incluido en la garantía.
Si el consumidor opta por la reparación del bien, el plazo de responsabilidad del vendedor se ampliará en 12 meses a partir del momento en que el producto se ponga en conformidad, aunque los Estados miembros podrán prorrogar aún más este período si así lo desean.
Se crea además un formulario europeo de información que los reparadores pueden ofrecer a los consumidores de forma gratuita, con información clara sobre condiciones de reparación, tiempo de finalización de sus trabajos, precios o productos de sustitución.
El pacto incluye también la creación de una plataforma europea en línea para facilitar el contacto entre consumidores y reparadores, así como una extensión de 12 meses del período de responsabilidad del vendedor después de la reparación de un producto.
Y obliga a los fabricantes a proporcionar información sobre los repuestos en su sitio web, ponerlos a disposición de todas las partes del sector de la reparación a un precio razonable y prohibir prácticas que impidan el uso de repuestos de segunda mano o impresos en 3D por parte de reparadores independientes.
La presente propuesta fue presentada por la Comisión el 22 de marzo de 2023 y forma parte de la Nueva Agenda del Consumidor y del Plan de Acción para la Economía Circular.
Complementa otras iniciativas legislativas recientes para promover el consumo sostenible, como el Reglamento de diseño ecológico (que promoverá la producción de productos más duraderos, fiables, reutilizables, actualizables, reparables, reciclables y fáciles de mantener) y la Directiva sobre el empoderamiento de los consumidores para la transición ecológica (que permitirá a los consumidores tomar decisiones de compra mejor informadas en el punto de venta).