Insisto. ¿Son serios los anuncios que realiza el presidente López Miras? Y no es una pregunta fútil, porque la hemeroteca es implacable. El presidente autonómico acumula decenas de anuncios de medidas rimbombantes que, al final, resultan ser humo propagandístico. Humo que contamina tanto como el de las quemas agrícolas en «la mejor tierra del mundo».
La hemeroteca acredita que gobierna a golpe de tuit y efecto mediático. El Mar Menor da cuenta de ello. Tuberías microperforadas para oxigenar el Mar Menor como si fuese un acuario; pedir la declaración de zona catastrófica por la muerte de toneladas de peces como si de un evento natural se tratase para luego poder decir que el Ministerio se la niega por «motivos políticos y sectarios»; exigir al Ministerio las competencias «para salvar el Mar Menor» teniendo ya casi todas las competencias para ello; prohibir por decreto los vertidos al Mar Menor a través de la rambla del Albujón como si el BORM fuese un tablacho; anunciar la construcción de los biorreactores de astillas de madera más grandes del mundo (5 millones de euros) en contra del criterio de los científicos, que licitó en 2022 y comenzó a construir hasta que se toparon una losa de piedra que no habían detectado los estudios geotécnicos previos. Y para rematar, la renaturalización de La Marina de El Carmolí.
Renaturalizar un espacio natural protegido desde 1992
El 15 de octubre de 2021, el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, anunció la «mayor renaturalización del Mar Menor» con la expropiación forzosa de 3,1 millones de metros cuadrados en El Carmolí por un millón de euros para recuperar «un ecosistema único en el mundo y evitar las presiones humanas en este entorno privilegiado».
Lo hizo acuciado por la segunda gran mortandad de peces en el Mar Menor que tuvo lugar a finales de agosto de ese año. La anoxia se saldó con 15 toneladas de peces y crustáceos muertos. Durante seis días las playas de llenaron de peces moribundos. La crisis medioambiental que sufre la laguna volvió a abrir informativos nacionales; los ecologistas y colectivos sociales señalaron, una vez más, la inacción del Ejecutivo murciano. El panorama que captaron las televisiones nacionales era dantesco. La imagen turística de la Región de Murcia hundida nuevamente.
Y los sesudos asesores de San Esteban debieron pensar qué hacer rápidamente que parezca que hacemos algo grande por el Mar Menor sin hacer nada en realidad. Y diseñaron otro «green whashing» o lavado verde del Gobierno de López Miras denominado «renaturalización de la Marina de El Carmolí». Y volvieron a acaparar portadas de periódicos, entrevistas en televisión, minutos de radio…etc… Al fin y al cabo, no es otro el objetivo: propaganda, mucha propaganda.
López Miras anunció emocionado «la renaturalización» de un paraje natural protegido desde 1992 que cuenta con cuatro figuras de protección. Por tanto, no hay nada que renaturalizar.
Informó de la realización de un concurso de ideas público para redactar un proyecto con todos los sectores implicados del que nunca más se supo. Y mira que lo repitió veces intentando transmitir la imagen de político de consenso. Anunció también que iban a restringir el tráfico, pero se mantiene tras las protestas de los vecinos de el Carmolí, Punta Brava, Los Urrutias y Estrella de Mar que no quieren que la carretera RM-F54, que discurre paralela a la orilla, sea un carril bici.
El Gobierno regional ha tardado dos largos años en expropiar 124 parcelas de terreno, pero durante todo ese tiempo ha ido contando a la prensa que está ultimando su «master plan» para la Marina de El Carmolí que pasa, atención, por poner dentro del espacio natural pasarelas elevadas de madera, sendas peatonales, un centro de interpretación, salas de reuniones, puntos de observación de aves, aviones de época, una plataforma de estacionamiento de aviones y hasta un hangar del hovercraft que es una embarcación aerodeslizadora con base neumática. En definitiva, una zona de esparcimiento visitable que, según expertos como la profesora Rosa Gómez Cerezo «solo contribuirá al deterioro del humedal».
Y todo esto: pasarelas, salas de reuniones y maquetas de aviones… ¿cómo ayuda a frenar la contaminación que sufre el Mar Menor y a reducir los caudales de origen agrícola? debió preguntar el asesor más espabilado de palacio.
Se pusieron a pensar y el pasado 25 de diciembre, Día de Navidad, anunciaron la realización de un ESTUDIO, otro más, con el siguiente titular: «La Comunidad Autónoma da luz verde a la investigación hidrogeológica en el humedal de El Carmolí para disminuir la concentración de nutrientes en el acuífero cuaternario del Campo de Cartagena». Se trata, dijeron, de «aumentar la actividad de las bacterias desnitrificantes propias del terreno».
Y se dan un periodo de realización de las actuaciones desde diciembre de 2023 hasta febrero de 2025 (fecha que depende de los resultados del ensayo de disnitrificación). Es decir, que hasta 2025 podrán seguir generando titulares periodísticos a cuenta del citado estudio. Crear apariencia de que hacen sin hacer nada.
En realidad, se trata de otro anuncio inútil para seguir estirando el chicle mediático a cuenta de la «renaturalización» de la Marina de El Carmolí que ya retiene nutrientes en un porcentaje que oscila entre el 60 y el 80 por cientos según decenas de estudios científicos ya realizados. Llamen a las universidades públicas de la Región, hablen con los científicos expertos en la materia, sobre todo, con los que abandonaron el Comité Científico del Mar Menor hartos por sus discrepancias con el funcionamiento del órgano consultivo y su dependencia política.
Soberana estupidez
Decir como ha dicho López Miras que quiere convertir la Marina de El Carmolí «en una barrera natural para proteger el Mar Menor» es una exhibición de supina ignorancia porque ya lo es. Ya es una barrera natural. Decir que quiere «evitar las presiones humanas» haciendo de la marina un reclamo turístico visitable es una soberana estupidez. Pero lo más triste de todo es que certifica, una vez más, que la política ambiental del Gobierno regional lleva décadas a la deriva.
Es más. Un equipo de siete investigadores del departamento de ecología de la UMU elaboró hace 25 años (1998) un informe para Confederación Hidrográfica del Segura, que se puso en manos de la Comunidad Autónoma, que proponía un humedal para reducir la carga de nutrientes del Albujon, pero NUNCA actuando dentro del espacio protegido de Marina del Carmolí sino recuperando FUERA cierta superficie perdida de humedal natural. Lo que pedían es aumentar en extensión el humedal dada su efectividad reteniendo nutrientes.
Dieciocho años antes del colapso del Mar Menor, todas las administraciones sabían perfectamente qué estaba ocurriendo, qué hacer para frenar la degradación ambiental de la laguna y cómo hacerlo, pero hicieron caso omiso. Según el citado estudio, en 1998, solo por la rambla del Albujón entraban al Mar Menor 40.590 kg/año de nitrógeno y 4627 kg/años de fósforo. Y así año tras año. El Mar Menor aguantó hasta que no pudo más y colapsó en 2016 con la sopa verde.
Sin programa de actuación contra los nitratos
¿En realidad qué está haciendo el Gobierno regional por el Mar Menor más allá de gastar millones en retirar algas de la laguna y así mantener calladas a las cofradías de pescadores? Entre 2017 y 2023, la CARM ha gastado 19,87 millones en retirar la biomasa que producen los nitratos y los fosfatos de origen agrícola y ganadero que siguen entrando en la laguna porque no se termina de actuar en origen.
¿Qué está haciendo el Gobierno regional por el Mar Menor si aprobó una Ley que no se está cumpliendo? Tres años después, no hay Plan de Ordenación Territorial de la cuenca vertiente que ahora ha dejado en manos de VOX. Aseguran haber restituido a su condición original 1404 hectáreas de casi 9000 hectáreas de regadío ilegal detectadas por la CHS, pero las organizaciones ecologistas aseguran que los terrenos siguen igual. Donde había un embalse de agua, sigue habiéndolo. No han creado el Consejo del Mar Menor del que deben formar parte organizaciones de la sociedad civil. Tampoco existe la Comisión Interadministrativa para el Mar Menor.
Y algo muy importante: el Ejecutivo de López Miras sigue sin aprobar el decreto por el que se designan las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos de origen agrario de la Región en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 4 del RD 47/2022. Según el portal de transparencia de la CARM, del 1 al 9 de junio de 2023 se llevo a cabo un proceso participativo sobre esta norma.
En diciembre de 2022, sometieron a información pública el Programa de Actuación en zonas vulnerables a la contaminación por nitratos de la Región de Murcia y el programa de actuación específico para la zonas vulnerable del Campo de Cartagena con un plazo de 45 días para presentación de alegaciones. Y nunca más se supo. No hay más información en la web de la Comunidad Autónoma y, lamentablemente, el Gobierno murciano sigue sin querer contestar a las preguntas de esta periodista vulnerando el derecho que ustedes, queridos lectores, tienen a recibir una información completa.
Ya no hay ni anexo del Mar Menor en presupuestos
En los presupuestos regionales de 2024 ya no hay ni anexo con las actuaciones que tienen previsto acometer en el Mar Menor. Lo que sí sabemos es que el Gobierno regional ha pasado de anunciar y prometer una inversión récord de 108 millones en la laguna durante 2023 de la que apenas ha ejecutado un 40% a una inversión prevista de 23,8 millones este año 2024.
Y también sabemos que la actual Ley del Mar Menor tiene los días contados por imposición de VOX, socio de gobierno de López Miras, que plantea la gestión privada del agua del acuífero, sacar el municipio de Fuente Álamo de la cuenca vertiente del Mar Menor y barra libre al ladrillo.
«Quienes viven de las miserias del Mar Menor, van a tener que ir buscando trabajo» afirmó el vicepresidente del Gobierno regional, José Ángel Antelo, que ahora vive de la miseria política y anuncia una Ley del Suelo para acelerar plantes urbanísticos y así terminar de rematar el maltrecho medioambiente regional y un maltratado y exhausto Mar Menor.
La última Ley del Suelo que aprobó el Gobierno del PP en la Región de Murcia sirvió para derogar la ley socialista de 1987 que blindaba la laguna de vertidos y del ladrillo desaforado. Ramón Luis Valcárcel la eliminó de un plumazo con una sola línea: «Queda derogada la Ley 3/1987, de 23 de abril, de Protección y Armonización de Usos del Mar Menor». Y el resultado no es otro que un Mar Menor moribundo.