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#Murcia aburre

Mientras el día a día de la política murciana sea culpar a Madrid de todos nuestros males, seguiremos en la inopia. Los grandes proyectos de las últimas décadas se han desmoronado estrepitosamente y no hay propósito de enmienda. Una Región se construye con mucho más que un festival, una caña y una marinera

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Aprender sobre la Región de Murcia siempre fue una afición para mí. Acudía a la oficina de turismo de calle Correos, bien joven, a ojear folletos y luego me leía hasta tres periódicos buscando proyectos futuros, que después imaginaba con los ojos cerrados.

En las amarillentas hojas de aquellos periódicos, La Verdad, La Opinión y Diario 16 Murcia, resaltaban mucho los rudimentarios gráficos explicativos de planos y bocetos del nuevo desarrollo urbano y regional que auguraba grandes avances y modernidad.


Se vislumbraba una Región de Murcia hiperturística para el siglo XXI: nuestro Mar Menor sería estación náutica europea y mundial reservada para competiciones 365 días del año y La Manga se recorrería de principio a fin por un monorraíl entre edificios recubiertos de placas solares. El gran parque acuático regional se planteaba en la sierra de las Moreras y, en el centro geográfico regional, el parque temático universal Ciudad del Cine de los estudios de Hollywood. Alucinante, ¿verdad? Pues no se vayan todavía, aún hay más

Durante lustros, leí y escuché en distintos medios proyectos atractivos e ilusionantes: Museo Regional de Paleontología, Parques Zen del arquitecto japonés internacional en torno a Barriomar y La Fica, un Centro Panóptico en La Cárcel vieja, la Ciudad del Reciclaje, un Parque Tecnológico tipo Silicon Valley, un Parque Científico, Museo del Diseño, Museo del Folclore, Recinto Ferial,…y mucho, mucho más.

Espinardo despuntaría por dos entornos naturales: el Parque Norte, como pulmón verde del municipio, y el “Jardín del Desierto”, promovido por un biólogo alemán, para ser centro mundial de investigación en desertificación. Un nuevo Hospital Nacional de Rehabilitación, como el de Toledo, se ubicaría en el litoral sur para recuperar patologías neurológicas y músculo-esqueléticas, pero además contaríamos con el Centro Nacional de investigación para el Alzheimer, en El Esparragal.

A nivel deportivo, sonó la creación de unas pistas innovadoras de “alfombras” sintéticas en las que poder esquiar, se proyectaron decenas de campo de golf (habrá quién pensaría que era el deporte rey regional), velódromo, centros de alto rendimiento y Ciudad Deportiva. Pero,sin duda, lo más chocante fueron las decenas de resorts y urbanizaciones, algunas anunciadas por futbolistas o golfistas famosos, y otras, tan “vanguardistas”, poseerían aeropuerto privado para avionetas e incluso playa artificial en Sierra Espuña. Nos creíamos los “reyes del mundo”,como Jack Dawson en Titanic; nada nos podría parar.

Las fiestas no faltarían: multitudinarias de empresarios indios que prometían el maná para La Manga, una Gala internacional o una festividad multitudinaria para celebrar el Día de la Región agrupando los desfiles más representativos de cada municipio.

Fueron centenares de promesas rotas como las que, aún hoy cercano a los 50 años, sigo leyendo y escuchando para ratificarme en que este lamentable “modus operandi” persiste y no permite desarrollar nada productivo. Me pregunto si estoy en 2024, 1998 o 1986.

Miras a tu alrededor para comparar con otras ciudades y regiones: Alicante tiene un tranvía costero de 90 kilómetros hasta Denia, costeado por la Generalitat Valenciana; Granada tiene tranvía y metro con un centro cerrado a los coches; Valencia tiene la Ciudad de las Artes y las Ciencias; Benidorm tiene varios parques temáticos. Hasta en La Mancha consiguieron un gran éxito con las rutas temáticas de Don Quijote ¿por qué no se ha gestionado nuestro territorio eficientemente como han hecho otros?

El problema es que no es sólo las grandes ciudades que van por delante de las nuestras, también pueblos y localidades que despuntan desde segunda línea: La Zenia ha sabido estructurar una oferta comercial anunciada por toda la Región, mientras que nuestro litoral está vacío y poco dinamizado; Carboneras y Vera, que han sabido promocionar la naturaleza de sus playas y tiene una planta hotelera envidiable y sostenible; la Sierra del Segura de Albacete, que tiene la ruta de los castillos y atalayas que goza de gran popularidad y lleva décadas de inversión y dedicación para su recuperación.

En esta región hay Patrimonio y hay riqueza para estructurar una buena oferta, pero falta el talento necesario que debería venir del empuje político. Para muestra, el Mar Menor tuvo una dotación europea de 19 millones de euros para la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) que pretendía que La Manga fuera sostenible y turística todo el año y toda la cuenca vertiente dispuso de 70 millones de euros de la Inversión Territorial Integrada (ITI) para transformar los usos y actividades humanas en torno a nuestro Mar Menor, ¿Qué resultados han sido visibles más allá de la muerte masiva y el ecocidio sufrido a nivel de infraestructura turística?

Que en 2024 hagamos noticia el desmontaje de la ruina Lagomar de los 60 es una broma
de mal gusto.
Que Monteagudo fuera declarado Monumento nacional por el Estado en 1931 y
lleguemos al centenario en 2031 sin acondicionar tiene “delito”.

Ni la Región de Murcia despega, ni Murcia está a la altura de su título de “séptima ciudad de España”. Me duele y apena, pero reflexione desde lo más básico y sencillo, ¿pueden ustedes ir cómodamente en tren o en autobús público desde Murcia a Cartagena? ¿y de Lorca a Cartagena? Ni siquiera las tres ciudades más importantes tienen conexión directa y rápida. En cambio, Andalucía o Comunidad Valenciana sí han invertido su presupuesto regional para conseguir trenes Cercanías entre sus pueblos.

Mientras el día a día de la política murciana sea culpar a Madrid de todos nuestros males, seguiremos en la inopia. Los grandes proyectos de las últimas décadas se han desmoronado estrepitosamente y no hay propósito de enmienda.

Una Región se construye con mucho más que un festival, una caña y una marinera. Los fuegos artificiales y los leds son fungibles y, como las flores de una rotonda, no llevan a nada. ¡Abre los ojos! Necesitamos de planes estratégicos a medio y largo plazo que hagan atractiva nuestra Comunidad Autónoma y sus municipios para el turismo y para no tener que depender de la agricultura ni del agua, ¿seréis capaces?

Mientras tanto, seguiremos igual, haciéndonos una foto con un barrendero como si limpiar una ciudad fuera un triunfo o un avance y la vida seguirá igual…mientras otras Comunidades Autónomas progresan adecuadamente. El futuro es lo que pasa por delante de nuestras narices mientras otros se
autopromocionan en redes sociales. Hashtag: #MurciaAburre #PorNadiePase.

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