El presidente López Miras ha felicitado la Navidad disfrazado de belenista con música evocadora de la comarca de los Hobbit. Confieso que no lo vi venir, aunque con la vídeo felicitación del año pasado ya apuntaba maneras.
Al menos, ha tenido el sentido común de no hacer como su admirada Díaz Ayuso que se ha presentado como «La Mesías» en su felicitación navideña con el mensaje «Yo soy la luz del mundo». Tampoco habla de la Ley de Amnistía, aunque seguro que algún asesor sopesó la forma introducir el tema. Ya metieron a Puigdemont en el trasvase Tajo-Segura con el «independentismo hídrico» que atribuyen al Ministerio de Transición Ecológica.
Se trata de un vídeo ñoño en el que se le ve montando un belén típico navideño y repintando figuritas con cara de alelada concentración, mientras se escucha su voz en off invitando a que «imaginemos un belén creado entre todos».
El belén es la Región de Murcia y, según narra, tiene «aguas cristalinas» y gentes que «se ocupan de dejar la tierra en perfecto estado a los que vienen detrás…» Toma zurrón de cinismo en la tierra con el medio ambiente absolutamente abandonado y maltratado, en la que los agentes del Seprona de la Guardia Civil son los verdaderos ángeles custodios.
El belén que imagina López Miras es «multicultural». Lo destaca como algo positivo, que lo es. Pero gobierna en coalición con la extrema derecha que se refiere a los inmigrantes como delincuentes que vienen a robar, cuando es esa multiculturalidad la que mantiene al sector agrícola a cambio de unos salarios de miseria y unas condiciones laborales de semiesclavitud en muchos casos.
A lo largo de la secuencia, López Miras describe cómo debería ser ese belén, mientras coloca las piezas y se intercalan imágenes de diferentes puntos de la Región como la Catedral de Murcia, el puerto de Cartagena, la basílica de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, el castillo de Lorca o el Mar Menor. Sí, se atreve a mencionar el eutrofizado y degradado Mar Menor por la desidia de su propio Gobierno. Y en su ensoñación habla de proteger el patrimonio monumental de la Región cuando no hace mucho desvió más de 300.000 euros destinados a proteger y restaurar el patrimonio cultural para poner aire acondicionado en despachos de altos cargos.
En el belén de López Miras seguro que hay colegios a los que van los niños pastores, pero no barracones, aunque los conoce bien porque lleva gastados casi 3 millones de euros en 102 barracones repartidas por toda la región a los que asisten 2500 niños.
Y seguro que las bandejas de los comedores escolares rebosantes de alimentos sacian a los niños, no hay un locales de juego y apuestas a la puerta cada instituto, todos los niños disponen de transporte escolar, la mayor parte de los empleos están ocupados por trabajadores cualificados, los jóvenes sin apellido ilustre no deben emigrar a tierras lejanas para conseguir un buen empleo, los pacientes no esperan meses y meses para ser atendidos por el médico, los dependientes no mueren en lista de espera. En el belén de López Miras los salarios y las pensiones abastecen, sus gentes pueden calentarse en invierno.
En el belén de su ensoñación, el Mar Menor es azul y cristalino, no hay acuíferos nitrificados ni tierras sobreexplotadas. Y el aire es limpio, los cielos no están contaminados. En ese belén no se roba a los pobres para dárselo a los ricos renunciando al cobro de impuestos destinados a financiar servicios esenciales como la sanidad y la educación. No, eso solo lo haría un gobernante tan irresponsable como insensato.
Pero los sueños, sueños son y el belén que imagina y llama Región de Murcia nada tiene que ver con la realidad que pisa. El decorado y las figuras reales son otras: son los caciques, los trepas, los enchufados, los lameculos, los mentirosos y el inmenso pesebre del que come una larga lista de incompetentes que cual pastorcitos se dirigen al portal de San Esteban a adorar al niño Miras, designado por obra y gracia del padrino PAS, el condenado, que como si de un mártir se tratara, ahora se encomienda al Supremo para no dar con sus huesos entre rejas. En el belén real el ascensor social que supone la educación está cada vez más estropeado.
López Miras nos invita a imaginar un belén llamado Región de Murcia con un relato, otro más, fabricado para seguir entonteciendo a sus habitantes, para que no levanten la vista de sus elementales, rutinarios y repetitivos quehaceres, para que sigan mirando la 7 y creyendo que habitan en la mejor tierra del mundo, no vaya a ser que despierten y descubran que otro belén es posible y otro gobierno, también.
Llevan más de 28 años moviendo los hilos de una región que se cae a trozos. No se hacen ni carreteras nuevas y se pierde capacidad de influencia en Madrid gobernando a la contra. No les queda otra que invitarnos a imaginar y a soñar para superar la triste realidad. Nada blanquea más la mala política que el tiempo y la propaganda, incluso en Navidad.