Querido Borjamari:
Quería ser el primero en felicitarte: que tu Pecas (que Dios nos la conserve per saecula saeculorum, amén) te haya nombrado Director General debe de ser la rehostia. ¡La Virgen del Pompillo: director general sin haber terminado ninguna carrera! Como yo.
¡Qué grande es tu Pecas! Pasar de la perro de nuestra Thatcher chulapona a convertirse en una lideresa que tiene acojonado al rojerío. Parecía una caniche y es una pitbull. La gente la adora. Aun habiendo dejado morir a 7000 viejos en los asilos durante la pandemia sin mandarlos a hospitales, arrasa en las elecciones. Y lo hará en Esshhhpaña cuando consigamos deshacernos del lelo y la subamos al altar que merece.
Ojalá nuestro Morconcicho fuera igual. Ya sabes que le debo lo que soy. Fue él quien apostó por mí, aunque me ahorro contarte la de copas a las que hube de invitarlo para que me metiera en listas. A este zagal parece que le falta un hervor: sus asesores le han dicho que cuanto menos hable, mejor. Se traba y suelta chorradas. Menos mal que nuestros conciudadanos no son muy exigentes y, en cuanto les mentamos a Perro Sánchez o a los catalanes, nos entran al trapo y embisten como morlacos.
Ahí sí que se faja bien: tendrías que haberlo visto luciéndose en Europa, atacando la amnistía y defendiendo la unidad de Esshhhhpaña. Casi ni le dejaron hablar, pero sus palmeros (nos había invitado a unos cuantos a costa del contribuyente, que se jodan los rojos) lo ovacionamos, le dimos las dos orejas y el rabo y lo sacamos a hombros. No dejamos ni un litro de cerveza en el alboroque. La prensa amiga se encargó de magnificar su gesta: lo de que apenas habló y que durmió hasta a los bedeles no lo dijeron, claro. Bien agarrados están con la amenaza de quitarles la publicidad institucional si dicen algo contra el partido o de echar a la calle a quien nos muja.
Borjamari, muchos nos odian por lo lejos que hemos llegado. Que si somos unos gandules, que si no hemos terminado ningún estudio, aparte de los que nuestros padres nos compraron en los privados. Que si somos unos inútiles. Que nos hemos dedicado a trepar en las juventudes del partido. Sólo tú y yo sabemos los gastos en el estomatólogo para que nos cure las úlceras en la lengua de tanto chupar ladillas. La cantidad que hemos de apoquinar a los fisioterapeutas para que nos recompongan la espalda, fastidiada de tanto agacharnos a lamer rabadillas.
¡Que los empotre el Coletas! Que se cuezan en su marrana envidia. Me encantó cómo celebraste tu nombramiento. Lo de grabarte en tu descapotable apatrullando la ciudad y circulando por el carril bus por tus güevos morenos fue genial. ¡Cómo pusiste en su sitio a aquel municipal que te paró! Pedazo de pringao: atreverse a multarte a ti, un director general, que se calza 5000 leuros al mes, cuando el tontolaba apenas pasa de los 2000. Y eso que el ovejo tuvo que sacarse una oposición. ¡Una oposición para ganar menos que nosotros!
Ya me lo decía mi madre: “¿Para qué vas a volverte a matricular por novena vez en una carrera? Que estudien los tontos. Sigue de trepa, coge algún cargo y, en cuanto lo tengas, te regalarán los grados y hasta algún máster. Si no, te los compras donde los nuestros”.
El hijo de la Tere va diciendo que soy un genares, porque me paso la vida sin dar ni golpe fuera del partido, rascándome la sementera sin aportar nada de provecho a la sociedad. Eso es cochina envidia: es un matao. Se ha dejado los cuernos estudiando para llegar sólo a profesor. Y¿el tontolpijo de su hermano? No sé cuántos años pagando una academia, no sé cuántos cuartos gastados en gimnasios y preparadores para acabar de guardia civil. ¿Sabes lo que te digo? Que esos pringaos no soportan que gane ya más que ellos sin haber estudiado ni trabajando de sol a sol en una empresa de pacotilla. ¡Que les den!
Se pondrán rojos de rabia cuando me vean presidiendo bajo palio la procesión del Santo Prepucio (como eres igual de leído que yo, prepucio es el cacho piel que se corta al descapullar a alguien). El tontolpijo del guardia hasta se tendrá que cuadrar ante mí cuando me vea. Fuck him!
No se dan cuenta de que las cosas han cambiado: gracias a nuestro partido el mundo es ahora de los genares, de los lameculos.