«Hay gobierno. Viva España, viva su gente y vivan sus pueblos. Que queden atrás todos los que solo saben querer a su país a gritos y odiando al diferente. España es mucho mejor que ellos». «Pedro Sánchez logra su segunda investidura, ésta con mayoría absoluta, y da la vuelta al desastre de las municipales y autonómicas de mayo y a sus pésimas perspectivas, con su muy arriesgada decisión de anticipar las generales a julio».
Estos son solo algunos de los comentarios leídos en redes sociales tras la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno por 179 votos a favor, mayoría absoluta. Y con más apoyos que en sus anteriores investiduras gracias al respaldo de su grupo, SUMAR, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y CC. Se llama democracia.
Algo que algunos parecen no entender porque no era ni es la amnistía, es la pataleta rabiosa de las derechas por no poder gobernar. No era ni es la amnistía, es que no quieren la convivencia porque viven de la crispación y el enfrentamiento. No era ni es la amnistía, es que consideran que el poder político les pertenece por derecho de nacimiento. No era ni es la amnistía, es rancio clasismo con una buena dosis de fanatismo, cinismo e hipocresía. Más pronto que tarde sabremos que ofreció hace dos meses el PP de Feijóo al PNV «que iba a ser llamativo» ha dicho Aitor Esteban.
Se han escrito decenas de artículos tratando de analizar el conflicto al que nos enfrentamos en España, aunque el resumen más acertado lo hizo el propio Pedro Sánchez al inicio de su discurso de investidura:
«Como ya sucedió hace cien años en momentos de cambio intenso se libra una intensa contienda ideológica y política entre una opción reaccionaria y una opción progresista.
La opción reaccionaria e involucionista promete un ilusorio regreso a un glorioso pasado mitificado y falso. Una opción que señala culpables expiatorios y no ofrece soluciones reales: izquierdistas, élites globalistas, feministas, sindicalistas, migrantes, el colectivo LGTBI, los ecologistas y de nuevo la izquierda.
Y frente a esta opción reaccionaria, se alza una opción que apuesta por el avance, por la consolidación y por la extensión de las grandes conquistas sociales, una opción que brinda la seguridad de la solidaridad organizada como respuesta a los temores legítimamente individuales.
Toca decidir en consecuencia si afrontamos estos retos de cara o dejamos que la desigualdad se desboque y precipitamos una catástrofe medioambiental que va a condicionar el bienestar de las generaciones presentes y futuras, también de nuestra especie.
Nos corresponde optar por el avance o por el retroceso. Toca decidir si mejoramos y aumentamos los servicios públicos y las prestaciones sociales o retrocedemos a los postulados neoliberales y austericidas que tanto dolor causaron a muchas generaciones desde la crisis financiera. De nuevo, señorías, nos toca optar: o avanzamos o volvemos a ese punto de partida. De igual modo ha llegado el momento de reafirmar nuestro compromiso con la democracia […]
Yo quiero anunciarles un compromiso: mientras yo sea presidente del Gobierno toda la fuerza del Estado se dedicará a defender los valores democráticos, los derechos y las libertades. Ni un solo retroceso, ni una sola involución contará con el beneplácito del Gobierno de España.[…]
O la democracia proporciona seguridad o la inseguridad acabará con la democracia». Fin de la cita.
El PP de Feijóo sigue sin condenar las manifestaciones antes sedes de partidos políticos con saludos fascistas y vivas a Franco. Debe pensar que que así gana en la calle lo que no ha ganado en las urnas. Lamentable la imagen que hemos dado en Europa, pero eso bien poco ha importado a los que tanto gritan ¡Viva España! y piden llevar a «Sánchez al paredón» o echar a los «Borbones a los tiburones».
Feijóo, que solo cuenta con Abascal, sigue sin entender que gana quien suma más apoyos parlamentarios y que él está solo por sus inefables y vergonzosos pactos con la extrema derecha en comunidades y ayuntamientos. El portavoz del PNV en el Congrego, Aitor Esteban, lo ha resumido con una frase tan aguda como certera que hasta Rajoy habría entendido: «Alberto, tu tractor tiene gripado el motor, por usar aceite de VOX». Feijóo debería revisar sus pactos con VOX porque son un lastre. VOX sí que amenaza la democracia, no la Ley de Amnistía.
Sánchez lo ha vuelto a hacer
Con todo en contra, Pedro Sánchez se lo jugó todo a una carta adelantando elecciones al mes de julio tras la derrota electoral de mayo y la pérdida de poder territorial y le ha salido bien porque tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo, tanto Feijóo como Abascal están peor. Han salido derrotados del Congreso y la ciudadanía española ha podido comprobar la fauna que anida dentro de sus partidos. También está peor Podemos de Pablo Iglesias. Están peor todos, hasta las encuestas que ya nadie se las cree. Y en el Congreso, en este momento, no existe ninguna alternativa capaz de sumar para presentar una moción de censura o forzar la convocatoria de elecciones. Sólo Pedro Sánchez tiene el botón rojo y el control de cuándo se van a convocar las próximas elecciones generales.
Sánchez sabía que el PP, en su afán, no dudaría en aliarse con VOX en comunidades y ayuntamientos. Se trataba de que los ciudadanos visualizasen las consecuencias políticas de esas alianzas. Y lo vieron, especialmente las mujeres que dieron al traste con lo de «derogar el sanchismo» y acudieron a votar en defensa propia contra la «ola reaccionaria» que se avecinaba.
La peor anomalía
Si hay una anomalía democrática y constitucional en los tres poderes del Estado es en el judicial porque el Tribunal Constitucional sigue incompleto y porque el Consejo General de Poder Judicial lleva cinco años caducado. Y es así porque el PP se niega a renovarlo. Están incumpliendo la Ley del Poder Judicial y no han salido a manifestarse los jueces tan preocupados ahora por el «lawfare» del pacto PSOE-Junts. Como si no supieran que existe, como si no supieran de la desconfianza creciente de los ciudadanos en la justicia española.
Desconfianza que se han ido ganando a pulso. Veamos: en la Región de Murcia se ha archivado la pieza separada del caso auditorio por falta de medios humanos y materiales para investigar. Debemos recordar que la juez de Lorca abrió una pieza separada por presunto delito de fraude. Trataba de averiguar el destino final de la subvención de 6 millones de euros que concedió la Comunidad Autónoma al Ayuntamiento de Puerto Lumbreras para la construcción del auditorio que permanece inacabado. Pues no se investigará nada. Carpetazo a la pieza separada de un grave caso de corrupción por el que el expresidente regional, Pedro Antonio Sánchez, ha sido condenado a tres años de cárcelY no parece que el PP de Feijóo vaya a dar su brazo a torcer poniendo fin al boicot al CGPJ. Al nuevo Gobierno de España no le quedará otra que cambiar la ley; y PP y VOX volverán a gritar ¡España se rompe! Ya saben que España lleva rompiéndose 46 años, aunque sigue intacta. Se iba a romper con el divorcio, con el aborto, con la prohibición de fumar en bares y restaurantes, con la ley de eutanasia, indultos…Y en este punto es importante recordar que la justicia no emana de los jueces, sino que la justicia emana del pueblo y por eso la composición del CGPJ debiera ser reflejo de la composición del Congreso de los Diputados. Es más, PSOE y PP debieran consensuar una ley del poder judicial conforme a los estándares europeos que devuelva la confianza de los ciudadanos en la justicia, que acabe con la colonización por parte de los partidos políticos.
¿Qué propone el PP para Cataluña?
Y sobre la polémica Ley de Amnistía, seguimos sin saber cuál es la alternativa del Partido Popular para Cataluña tras la fabrica de independentistas que montó Rajoy, tras una gestión desastrosa del conflicto catalán más allá de decir que «España se rompe». ¿Cuál es la salida a un conflicto que nunca debió saltar de la política a las calles? Feijóo solo ofrece silencio y reformas del reglamento del Senado para intentar retrasar al máximo la aprobación de la citada ley y hacerla coincidir con las elecciones europeas del próximo mes de junio. Unos comicios que PP y VOX intentarán ganar para volver a coger aire. Nos esperan meses tan intensos como crispados en una sociedad cada vez más polarizada. Han barbarizado a parte de la sociedad española.
López Miras con su linde
Con respecto a López Miras, solo por cortesía y lealtad institucional, como presidente de todos los murcianos que es, no solo de los que votan al PP, debería haber felicitado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez por su investidura de una manera más elegante puesto que ha acompañado su mensaje en redes sociales de la foto de una noticia titulado «Pedro Sánchez, investido presidente del Gobierno al sumar con Puigdemont a la mayoría Frankenstein». Eso dice un presidente declarado oficialmente tránsfuga tras la fallida moción de censura de 2021. El dictamen de un comité de expertos concluyó que López Miras fue «inductor y beneficiario de la conducta tránsfuga» que protagonizaron cuatro diputados de Cs.
Al contrario, se ha limitado a decir «hoy empieza una legislatura en la que hay un Gobierno que moralmente no está legitimado» porque Sánchez «se presentó a las elecciones diciendo lo contrario de lo que ha hecho después de esas elecciones». Y lo dice quien antes de las elecciones autonómicas aseguró que no iba a gobernar con VOX «porque las coaliciones son un engaño». Luego, López Miras engañó a los murcianos y por tanto podríamos concluir que no está moralmente legitimado puesto que gobierna con la extrema derecha que se ha echado al monte a gritar y a pegar coces.
López Miras también ha dicho que estará «pendiente» para que ninguno de los pactos «humille» a los murcianos. Como si no fuese suficiente humillación ya pertenecer y vivir en una de las regiones más pobres y atrasadas de España tras 28 años de gobierno del PP. La Región de Murcia no se rompe, porque ya está rota. Lleva años rota.
López Miras seguirá gobernando a la contra. A eso se reduce su plan de gobierno, en repetir argumentario made in Génova de plató en plató de televisión mientras los problemas regionales se amontonan. No hay más plan porque no necesita más. Le funciona.
·