TIERRA DE CACIQUES
La máxima de un líder populista es: todo lo bueno ocurre gracias a mí y de todo lo malo no tengo la culpa yo. Un líder populista nunca asume responsabilidades políticas de su gestión, es más, la gestión se la trae al pairo. Y, por supuesto, todo buen populista se inventa un villano apellidado «ismo» con el que confrontar y al que culpa de todo. Además, elabora mensajes simplistas, desprecia las ideas demasiado elaboradas e intelectuales, miente sin rubor y